jueves, 7 de febrero de 2019

Campamento El Triguillo 2019

¡¡¡Hola a mí!!! (y ¿porqué a mi? pues porque he creado este espacio como un medio de plasmar ideas, mensajes, recuerdos y ¡mucho amor! pero sin la certeza de que alguien lo lea alguna vez, lo que no me preocupa; creo que si DIOS me permite vida y a los 99 años no recuerdo mucho de lo que he hecho, ¡este espacio me lo podría recordar! así que:
¡vamos pa´lante! 

Este pasado fin de semana inicié una ¡pequeña gran  aventura! hace mucho tiempo quería conocer un poco de la Sierra de mi Estado, pero no sabía como hacerlo; si bien, suelo ser algo vaga y paseadora, a veces no tengo el tiempo, otras no tengo el recurso y otras mas no tengo idea de cómo hacerlo. 

Es común el ir a  la Sierra como un viaje escolar, un grupo de senderismo, quizás como un viaje entre amigos y mil ideas o propósitos mas! pero yo por el momento, no tenía ninguna de esas alternativas a la mano....¡hasta que sucedió!

Recibí un mensaje de uno de mis queridos amigos Seminaristas de la Diócesis de mi Estado, me invitaba a participar en un Campamento Vocacional para acompañarlos a ellos y atender a los jóvenes que asistirían, me emocioné de inmediato y acudí. 

Salimos el sábado a las 6:00 am de las instalaciones del Seminario y con rumbo a Surutato, Sinaloa; para después internarnos unos kilómetros mas arriba en la sierra. Después de 3 horas y fracción, llegamos a nuestro destino: El Triguillo.

Es una pequeña comunidad que se encuentra en la punta de varias montañas¡llenas de vegetación hermosa! tuve la oportunidad de estar en el equipo de cocina por los dos días que estuvimos allá, hicimos preparaciones para alimentar a 81 personas que fuimos parte del grupo: Sacerdotes, Seminaristas, Laicos y Jóvenes asistentes. 

Fue un fin de semana mágico, los jóvenes realizaron muchas actividades liderados por los seminaristas a cargo: acamparon, tuvieron temas con sentido vocacional, visitaron las casas de la comunidad, llevaron despensas a regalar, visitaron enfermos, ayudaron en diversas situaciones e incluso convivieron con los niños del lugar. Tuvieron también, momentos de oración y de reflexión, convivencia y sana diversión.

Yo pude disfrutar del hermoso clima, frío si, pero con un ambiente tan acogedor que no se sentía la frialdad del espacio. Tuvimos caminatas en el bosque, entre riachuelos, recogimos piñones de los árboles cercanos, y admiramos la hermosa variedad de flores del lugar; quisiera haber estado mas días allá!

Pasamos un excelente fin de semana sin incidentes o accidentados, con buenos momentos, bellas experiencias y me regresé con la hermosa esperanza de que hay muchos jóvenes que llevan vidas sanas, que buscan vivir su vocación de servicio y que esperan seguir escuchando la voz de DIOS en su corazón. ¡Me siento esperanzada en el mundo!

























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